domingo, 21 de abril de 2013

¿Crees en el destino o tengo que volver a doblar la esquina?

"-¡Hola! ¿Qué tal? Mira te llamo porque... Bueno esto... Yo quería... En realidad... Iré al grano: te invito a pasar por mi vida y comprobar que eres mi esquina.
-¿Tú qué?"
 Señores, de la creadora de bienmal llega...

La esquina

Es fácil imaginar tu vida con otra persona, tanto como doblar una esquina.

Quién sabe dónde estará aquella persona que cambiará nuestras vidas. Puede estar en otro país, en otra ciudad, en otra mesa o... incluso a la vuelta de la esquina. Y nosotros sin saberlo. Y no sólo sin saberlo, si no condenados a una búsqueda tortuosa pero interminable entre otros tantos millones de esquinas.

1.¿Qué es una esquina?

La RAE define esquina como "arista, parte exterior del lugar en que convergen dos lados de una cosa, especialmente las paredes de un edificio." Aplicando esta definición a nuestro planteamiento diremos que una esquina es ese lugar desconocido donde convergen los dos lados de la sinrazón y la percepción, especialmente las paredes que unen a dos personas. (Evitemos la metáfora si quieren. No tienen que ser paredes, es sólo que queda muy visual). Dichas aristas, esos lados son los caminos de dos personas que se entrecruzan para siempre y unen sus vidas de forma especial y permanente. Puede que no siempre estén juntos físicamente, que a veces la distancia les separe, pero llevarán un vínculo que les permita estar juntos aunque no se puedan tocar. Y no me refiero a la comunicación mediante ninguna red social, teléfonos y demás tecnología barata. Decirle a alguien que es tu esquina, es averiguar si es esa parte de ti que tanto tiempo has estado esperando y buscando y que te completa a niveles superiores, que nadie -ninguna falsa esquina- ha podido hacer antes. Porque solo hay una esquina. Hay una para cada uno, que no cunda el pánico, pero solo una es la adecuada.
Por el camino dejamos atrás a muchas falsas esquinas. Como ya he dicho, estos caminos que están predispuestos a cruzarse en una parte indeterminada del viaje son únicos e irrepetibles. Y si me permiten la comparación no es como el tren este que sólo pasa una vez y le pierdes si no lo coges. Nada de trenes, solo esquinas. Son más efectivas-afectivas.
La cuestión de las esquinas es que deben buscarse bien, concienzudamente y no dejarse cegar por falsas apariencias. Esas son las denominadas falsas esquinas. Son las que parecen que sí, pero que no. Ni por asomo. Al principio no te das cuenta de que es tu esquina, que por fin has llegado. Sin embargo, si es una falsa esquina piensas desde el primer momento que sí. Y tú, tan dignamente convencido, pondrías la mano en el fuego por tu "esquina" (recordemos que es la falsa). Quedarías manco y des-esquinado. Qué patético. Lo peor de estas falsas esquinas es que nos ciegan y no nos dejan expandir nuestros horizontes esquiniles (perdón por la derivación, pero todos la entendemos), nos envuelven en un halo sobre protector de nosotros mismos y no podemos averiguar si es exactamente eso lo que queremos. Por el contrario, con la esquina verdadera sólo sabes que has llegado porque al final del camino te das cuenta de que es lo que quieres, lo que merece la pena y lo que de verdad importa. Así que me vais a permitir la advertencia: mucho ojo con las falsas esquinas. 

1.2 Cómo evitar las falsas esquinas

En este subapartado se presentan una serie de advertencias, recomendaciones y consejos sobre cómo evitar el mal uso de las esquinas. Porque, en verdad, no me fío de ninguno de vosotros. Que los hay muy despistados y pueden confundir una esquina con un botijo, por ejemplo. Porque a todos nos ha pasado. Y si alguien en su infinita bondad y paciencia, que no digo que sea yo pero que podría, se tomara la molestia de explicar que NO se debe hacer, todos nos ahorraríamos tiempo y esquinas.
Una falsa esquina no tiene pinta de esquina. Puede ser muy bonito, muy romántico y muy perfecto e ideal pero no será como con tu esquina. Se puede disfrazar, pero sólo porque tu mente se deja engañar. So... cuidado. Pon un post-it rojo a tu mente con esas falsas esquinas que te lo parezcan a primera vista. 
Fíate de tu instinto, aunque a veces lo que ves te guste más de lo que debiera. Por mucho que la falsa esquina se pinte de seda, falsa esquina se queda. Y no te encapriches más que no es la tuya.
Pues es eso, una falsa esquina es un capricho. Quizás, y en la mayoría de los casos es así, te lo puedas pasar bien con una falsa esquina, pero tarde o temprano una de las dos aristas terminará sufriendo.
Y todo se debe a que esa esquina está trazada para dos aristas diferentes. Hay que respetar lo que los caminos tienen para nosotros (guiño fraternal)
Pd: Muchas veces solo nos damos cuenta de que ha sido una falsa esquina, cuando volvemos a estar solos en el camino. No pasa nada. En realidad, TODO PASA. Pero no en tono fatalista, si no en tono conciliador. Todo pasa.

2. ¿Dónde se encuentra la esquina? ¿Cómo reconocerla?

Las esquinas se encuentran en millones de sitios, pero generalmente suelen estar donde menos te lo esperes y aparecen cuando más lo necesites. Pero no cuando tú te autoconvenzas de que lo necesitas, no. Si no cuando verdaderamente ha llegado la hora de que esas dos aristas se crucen. Así que, relájate, tómate algo y disfruta del camino.
Hay distintos tipo de cruces: unos más paralelos, otros más perpendiculares, otros que arremeten con lo que hay y otros que hacen rectas las rotondas. Pero justo antes de que esos dos caminos separados se encarrilen juntos sin saberlo, ocurre algo que nos permite indentificarlo. La mirada. Esa mirada un tanto pura e inocente, ingenua diría yo, que se suspende unos segundos en el aire y hace que el tiempo también se pare y hasta que la tierra deje de girar. Y todo se queda vacío, pero no un horror vacui por completo porque os estáis mirando y esa mirada os sostiene el uno al otro. Y vuestro alrededor se nubla y ninguno piensa nada porque el otro sabe lo que estás pensando. Que es nada. Pero esa nada es en secreto un complejo proceso que ha puesto en marcha el mecanismo de raíl interno de ambos corazones y a partir de esa mirada ya queda sellado el vínculo para siempre. No hay más miradas así. Esto es una máxima categórica de las esquinas.


3.¿Qué hacer?

No dejar morir la esquina. Es tu esquina, lucha por ella.
Hay que cuidar mucho la esquina porque es muy sensible. Puede sufrir grandes riesgos de amargura y desasosiego. El enemigo mortal de las esquinas es el esquinazo. Dícese de "rehuir en la calle el encuentro con X, doblando una esquina o variando la dirección que se llevaba." Si doblas la esquina la rompes, coño. Que no es tan difícil. Perdón, me enervo. Volviendo a la definición, hay que remarcar la palabra huir. La huida es el archienemigo mega-mortal de las esquinas. Porque si huyes de la esquina a lo largo del camino nunca te unirás a ninguna. Huida en cualquier forma posible: física, de negación, de engaño, de menosprecio. En el mundo de las esquinas, no hay defectos ni perfectos. Ni guapos ni feos. Ni nada que pueda acomplejarnos ni invitarnos a no querernos ni a considerarnos menos esquinas que nadie. Solo somos esquinas. Ya está.
Por eso lo primero que hay que hacer ante una posible esquina es echarle valor y admitir que está pasando, que es real y que, por qué no, que me lo merezco como se lo merecen otros tantos de miles de personas-esquinas.
Y me vais a permitir otra máxima categórica, quien nos vaya a querer verá nuestros defectos pero no le importarán en absoluto. Incluso, puede que haya quien los encuentre adorables.
También hay que tener mucho cuidado en no hacer redondas las esquinas, a base de golpes o frustraciones. Puede que el camino no sea un tren que no recuperas una vez perdido, pero eso no quita que sea tan elástico como un chicle o que no se rompa nunca. Aguanta hasta cierto punto. Pero con los golpes, las esquinas se vuelven redondas y es ahí donde las aristas pierden su carácter "entrecruzador" y resbalan. Se resbalan, se pierden y se ahogan, solas, porque no son capaces de ensamblarse con otra.
Dejar morir a una esquina es lo más triste que hay porque es una parte de ti.

Resumiendo... Así, a grosso modo, que se me acaba la batería y creo que debería abandonarme al sueño...
Solo hay una esquina. Estad atentos para encontrarla. Cuidadla. Tened paciencia y sed felices.
Besos esquinosos.


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